Erizar.
Menos mal que todavía quedan post-it bonitos en la nevera.
Besos en la frente.
Gente que hace cosas sin esperar nada a cambio y que se alegra cuando las cosas te salen bien.
Menos mal que existe quien nos hace pensar con cada palabra, que nos anima, nos pone mariposas en el estómago y nos hace sonreír con cada palabra que dice.
Que nos besa la espalda mientras se cuece la pasta o nos dice ‘qué guapa vas hoy’ .
Y que nos eriza la piel.
Personas que apagan la tele para acariciarte un poco más y que te abrazan cuando es lo único que necesitas o simplemente para conciliar el sueño.
Menos mal que quedan aquellos que te hacen sonreír en los momentos más duros y llorar de la risa en los más felices.
Menos mal que existen las flores para hacer los mejores regalos.
Menos mal que quedan jarras de té para los días más fríos y el mejor atardecer para las tardes de verano.
Y unos brazos que abrigan cuando el levante está más frío de lo normal.
Porque del norte mejor no hablar.
Incluso menos mal que aún existen los besos en el cuello que te producen escalofríos, las miradas que se quedan grabadas para todo el día y los guiños con un poquito de picardía.
Y sobre todo, las personas que te hacen vivir de verdad.
Menos mal que aún hay cosas que merecen la pena.
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